martes, 9 de octubre de 2018

El dilema de la escalera



Subir o no subir. Ese era el asunto. Siempre lo había sido.
Por un instante se detuvo en el rellano para contemplar cada uno de los peldaños de la escalera. Sobrios y simétricos, ni siquiera el paso del tiempo había restado un ápice a su natural elegancia. Como todo lo bueno, conservaban su propia esencia; sin duda el señor Blondel estaría satisfecho del perfecto diseño contrahuellas/huella. 
Comenzó a subir y a cada paso sentía cómo la sangre bullía por todo su cuerpo con más fuerza...